

Periodismo: oficio de héroes
El 4 de julio de 2013 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sacó a la luz los datos que revelaban el número de muertes que se llevaron a cabo durante el mandato de Felipe Calderón y su guerra contra el narcotráfico. Analizando estos datos se pone de relieve que esta guerra ha servido para bien poco, y que quien ha pagado las consecuencias de la desafortunada decisión del ex presidente mexicano ha sido la sociedad. Los datos resultan abrumadores, el número de muertos durante su sexenio asciende a 121 mil 683 muertes violentas. Este es el saldo de la narcoguerra de Calderón, miles de víctimas inocentes.
José Miguel Vivanco, director para América de Human Rights Watch, calificó la estrategia de Felipe Calderón para acabar con el narcotráfico absurda y fracasada.Y es que resulta difícil definirla de otro modo cuando te sumerges en la realidad que está viviendo el país.
Como muchos periodistas han explicado en sus artículos, México se ha convertido para ellos en un campo de batalla. Se han visto en la obligación de levantarse cada día cubriendo los macabros actos llevados a cabo por el crimen organizado. Pero además de eso, ellos mismos se han convertido en víctimas, han sido el blanco de las iras de las redes de narcotráfico que no están dispuestos a que nadie alce la voz en su contra. El oficio de periodista en México es una profesión de héroes, los que deciden hablar viven con el miedo a sufrir las represalias. Por eso muchos medios de comunicación y periodistas particulares han decidido callar. México se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, y es que en la administración de Calderón los crímenes contra periodistas aumentaron en un 241.8 por ciento respecto del anterior gobierno liderado por Vicente Fox. Lo peor de todo sucede cuando estos ataques no son solamente ordenados por el crimen organizado, sino que muchas veces detrás de ellos están la propia policía y las autoridades corruptas. La periodista de investigación Marcela Turati lo resume muy bien en la siguiente frase: “Por eso, entre periodistas decimos que estamos entre tres fuegos: el de los gobernantes, el del crimen organizado y el de las empresas que defienden intereses contrarios a los ciudadanos.
A pesar de que los organismos internacionales de protección a periodistas no son capaces de ponerse de acuerdo respecto al número de profesionales de la comunicación ejecutados, bien es cierto que cualquiera de las cifras es demoledora para el ejercicio del periodismo, sin el cual no puede existir una democracia.
Si no se tratan de generar medidas para que desempeñar el periodismo sea seguro, la situación no va a mejorar, los ciudadanos no pueden (ni deben) vivir con los ojos cerrados sobre lo que está ocurriendo a su alrededor, si nadie se decide a levantar la voz, el crimen y las autoridades corruptas ganan. Está claro que como apunta Ricardo Ravelo “si no se golpea el nervio financiero del narco no se puede derrotar a las mafias”. No habrá nada ni nadie que le impida seguir actuando a sus anchas y apropiándose de todo lo que se le antoje. El papel de los periodistas es fundamental para que queden registrados los hechos cometidos por los narcotraficantes. Estos criminales utilizan las amenazas y el miedo para cerrar los ojos y mantener callada a la población. Normalmente dejan mensajes al lado de los cuerpos sin vida de los periodistas para que sus colegas de profesión se amedrenten y permanezcan en silencio. Misión que consiguen a la vista de los hechos: comunicados de medios que anuncian que van a dejar de publicar noticias relacionadas con el crimen organizado, periodistas que abandonan sus estados o directamente México, periódicos y revistas (como es el caso de la revista Proceso), que publican artículos sin firma por miedo a las consecuencias que puedan sufrir sus periodistas.
Es necesario buscar alternativas para que los periodistas puedan ejercer su profesión sin miedo porque como bien decía el célebre escritor Albert Camus, la libertad sólo ofrece a la prensa, como al hombre, la posibilidad de ser mejor.